NOTICIAS, ROMA.- El chileno Nicolás Jarry se impuso este viernes al estadounidense Tommy Paul, al que ganó en 2 sets, por 6-3, 6-7 (3) y 6-3, agrandando su gesta en el Masters 1.000 de Roma y sellando su pase a la gran final, la primera que disputará en un torneo de esta categoría.
El tenis chileno está de enhorabuena. A posteriori del mal sabor de boca que dejó el gran partido de Alejandro Tabilo, que perdió frente a el germano Alexander Zverev, Jarry, número 24, aprovechó la oportunidad más noble de su carrera, esa que se ha hato a pulso en el Foro Itálico, en el que ha sido una de las sensaciones por hacer el mejor tenis de su vida.
Porque su techo hasta el momento había estado siempre en los cuartos de final, ronda que alcanzó en Shanghai en 2023 y en Miami este mismo año. Pero luego de imponerse al difícil Stefanos Tsitsipas confirmó que, pese a que su cuadro había sido poco inclinado, era un claro candidato a meterse en la final.
Sostenido en su potente y efectivo servicio, con 11 saques directos en el partido, Jarry llegó a Roma sin expectativas luego de no ser especialmente prolífico en arcilla, con torneos discretos tanto en Montecarlo como en Barcelona y Madrid, en los que cayó en las primeras rondas.
Pero tras un inicio consumado frente a Arnaldi y un partido poco más trabajado frente a Napolitano, dos de las representaciones italianas, la maquinaria de Jarry no dejó de funcionar. Se quitó de encima al francés Muller con facilidad y superó en una batalla titánica a Tsitsipas para penetrar a sus primeras semifinales de Masters 1.000 de guisa más que merecida.
Y hacerlo, por otra parte, con el cartel de preferido. Poco importó el ránking antiguamente del duelo, inclinado al estadounidense, porque con el bisagra que estaba haciendo en el Foro Itálico el chileno se ganó su cartel de candidato más probable a estar en la final. Ya no era la sorpresa. Los focos apuntaban directamente en dirección a él y, pese a la amenaza de Paul en el segundo set, pudo seguir manteniendo vivo el sueño de la final y, por qué no, de un título, en la renta italiana.
En el primer set ya avisó con una patraña de rotura en el segundo zumo, pero Paul supo mantenerse a flote. Pero Jarry no perdonó la segunda que tuvo y quebró para ponerse 5-3 y guiar su trofeo con su lanzamiento y el 6-3 auténtico.
Triunfador de 3 títulos ATP 250, el de Bastad en 2019, el de Santiago en 2023 y el de Ginebra ese mismo año, por otra parte de 5 títulos en la categoría Challenger, Jarry saltó al segundo set consciente de la ocasión que tenía delante de sí.
Tuvo que pelearlo, porque Paul no estuvo dispuesto a apearse los brazos. Resistió en las opciones de ‘break’ del estadounidense y mantuvo el servicio para, poco luego, obtener su rotura.
Se torcieron las cosas pese a la preeminencia por un puntazo de Paul, que superó al chileno con un ‘passing’ a una mano y de revés que minó la confianza de Jarry, más excéntrico de lo habitual tanto en la red como desde el fondo. Se fue creciendo el hispanoamericano y consiguió devolver el ‘break’ para igualar el envite (4-4) y llevarlo a un ‘tie-break’ que dominó (7-3).
Eso sí, en el tercer set Jarry supo ejecutar la derrota en el segundo y no perdió el foco para obtener su objetivo. Tuvo una patraña de ‘break’, salvó otra. Hasta que llegó el momento central en el sexto bisagra par aponerse 4-2 y guiar la trofeo, que cerró con su lanzamiento para el 6-3 final tras un bisagra disputadísimo en el que Paul gozó, incluso, de 2 ‘breaks’ y en el que necesitó de 5 bolas de partido.
Jarry se ha hato en este torneo, consagratorio para él, el derecho a soñar con su primer título Masters 1.000 en la que será su primera final en esta categoría. Enfrente tendrá al germano Alexander Zverev, que buscará apagar a otra sensación chilena.
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