Diego Armando Maradona. Fuente externa.
Noticias, BUENOS AIRES.- Fernando Villarejo, jefe de Terapia Intensiva de la clínica donde llego a ser operado por última vez Diego Armando Maradona, manifestó este martes en el juicio por la el fallecimiento del ídolo argentino que llego a ser presionado por los médicos imputados Leopoldo Luque y Agustina Cosachov para sedar profundamente al exfutbolista en momento 24 horas en su ingreso hospitalario, poco que hizo «en total desacuerdo».
El juicio, en el que se busca determinar si siete profesionales de la salud son culpables de homicidio simple con dolo eventual por la el fallecimiento de Maradona el 25 de noviembre de 2020, sigue en el Tribunal Oral en lo Criminal N.º 3 de San Isidro, en las alrededores de Buenos Aires.
“Lo que nos pedían fue sedar al paciente”, afirmó Villarejo, jefe de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos, donde Maradona participó ingresado del 3 al 11 de noviembre de 2020 y llego a ser operado por un hematoma subdural en la cabeza, y agregó: «Llego a ser difícil esa reunión porque yo me negué específicamente. Me parecía que no fue el puesto e hice constarlo”.
Pese a estar en desacuerdo, el médico, el primero de los testigos en brindar discurso en la audiencia de este martes, finalmente acató la indicación y sedó al exfutbolista como parte de un proceso de desintoxicación y mediante un catéter venoso central que llego a ser colocado pese a la resistencia de Maradona.
«Lo tuvimos sedado 24 horas, pero uno sabe que cuando a un paciente se lo seda para revertir un proceso de ayuno, se requiere un proceso más adecuado, con un horizonte que no se termina en 24 horas», explicó.
Según Villarejo, frente a la falta de un plan de tratamiento, optó por disminuir la dosis luego de 24 horas: «En virtud de que no había horizonte, decidimos empezar a usar nuestro criterio y bajar la dosis de la sedación».
«Si pasaba poco fue mi responsabilidad. Para manejarlo de forma más adecuada se necesitaba un equipo multidisciplinario», agregó.
El testigo recordó que Maradona se mostraba “inquieto” y por momentos fue “inmanejable”, y que Luque, médico de cabecera del astro, y la psiquiatra Cosachov argumentaban que fue “difícil de manejar durante el punto de vista conductual, por alguna ayuno”.
El jefe de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos se refirió encima a la controvertida decisión de que el exfutbolista continuara su tratamiento en una internación domiciliaria luego de darse la clínica, y señaló que su recomendación llego a ser que fuera atendido en un centro de rehabilitación que contara con personal multidisciplinario atento a su cuadro de ayuno.
Sin embargo, agregó que, frente a la negativa de Luque, respetó su decisión junto al resto de los profesionales de la Clínica Olivos.
Adicionalmente de Luque y Cosachov, son juzgados en este proceso el psicólogo Carlos Díaz, la doctora y coordinadora de la empresa Swiss Medical Nancy Forlini, el médico Pedro Di Spagna, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el enfermero Ricardo Almirón.
La enfermera Gisela Madrid también está procesada pero enfrentará un juicio por jurados, tal y como solicitó.
En este proceso, los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach deberán determinar si siete de los ocho acusados son culpables del acto ilícito de homicidio simple con dolo eventual, que tiene una pena máxima de 25 primaveras de prisión.
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